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Colino majorero, la col que se escondió en los riscos

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Una de las plantas más amenazadas del mundo es también una de las más desconocidas. A simple vista el colino majorero (Crambe sventenii) es lo que parece, una col leñosa, no especialmente bonita, de pequeñas flores blancas y hojas muy ásperas. Pero cuando te cuentan que está críticamente amenazada, que apenas quedan en el mundo 400 ejemplares adultos repartidos en seis localidades de Fuerteventura, y que las tres cuartas partes de esta raquítica población se encuentran refugiadas en riscos inaccesibles del Monumento Natural de los Cuchillos de Vigán, en las proximidades de nuestra finca de Verdeaurora, automáticamente la empiezas a ver más bella. Hermosamente bella.

Florece desde ahora y hasta el mes junio, pero todos sus esfuerzos por perpetuarse resultan inútiles. Cabras, ovejas y conejos son sus más terribles enemigos. En cuanto alguna semilla empieza a germinar fuera de los andenes todos los brotes son comidos por esos animales con fruición golosa. No hay escapatoria. Más allá de las grietas abiertas en las rocas más verticales la planta no tiene futuro.

En los últimos 20 años, a pesar de contar con todas las protecciones y planes de conservación, las buenas intenciones de la Administración no han pasado del papel impreso. Y el número de ejemplares vivos, lejos de crecer, ha ido a menos. Al mismo tiempo la presión ganadera en esas montañas ha ido a más, como también le debe de haber influido el cambio climático, con sus altas temperaturas y duras sequías.

Evitar su cada vez más cercana extinción no sería un problema. Tan solo es necesario reducir la presión ganadera, el número de esas hambrientas cabras de costa que vagan en estado semisalvaje por las montañas. Es necesario vedar zonas al ganado, crear micro reservas botánicas, proteger con vallados efectivos a las últimas poblaciones y acometer programas de plantación en nuevos espacios que permitan la recolonización.

Porque si se le deja, el colino majorero crece fácilmente en cualquier lugar. Sus semillas tienen una capacidad de dispersión asombrosa. Y pueden ser una especie ideal para plantar en rotondas y jardines de Fuerteventura pues no necesitan riego. Son expertas en vivir sin agua. Pero eso sí, en cuanto ven a una cabra cerca se echan a temblar.

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