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El cambio climático y las aves en Fuerteventura

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Se ha demostrado que, a causa principalmente de las actividades del hombre, la temperatura media terrestre ha aumentado 0,6 grados durante la segunda parte del siglo XX. Este fenómeno se ha denominado cambio climático. Estudios recientes han mostrado que es posible detectar los efectos de este cambio climático a nivel del individuo (planta o animal) y del ecosistema.

El cambio climático global que sufre el planeta está provocando modificaciones evidentes en los ecosistemas mundiales, que van desde el aumento de las temperaturas, la disminución de las lluvias, los desplazamientos de borrascas, la tropicalización de las zonas templadas del planeta, el incremento de la desertización hasta la pareciendo y desplazamiento de nuevas especies y formas de vida desconocidas en ciertas regiones.

Observación de aves tras el cambio climático

Estos cambios, junto a otros factores que nada tienen que ver con el clima, han ocasionado que en los últimos años diferentes especies de aves propias de la región sahariana y saheliana hayan sido observadas en distintos puntos de Europa y Próximo Oriente. De este modo, en las islas Canarias se han observados especies propias del continente africano como el avetorillo plomizo (Ardearallus strumii), el calamoncillo africano (Porphyrio alleni), el guión africano (Crecopsis egregia), el chotacabras egipcio (Caprimulgus aegyptius), la alondra ibis (Alaemon alaudipes), la terrera colinegra (Ammomanes cintrurus) la collalba negra de Brehm (Oenanthe leucopyga), la collalba desértica (Oenanthe deserti) y la curruca sahariana (Sylvia nana), entre otras. Además, algunas de éstas, como la tórtola senegalesa (Streptopelia senegalensis) han comenzado a reproducirse de forma habitual en las islas, principalmente en Fuerteventura y Lanzarote, que distan del continente de un escaso centenar de kilómetros.

¿Cómo afecta este cambio?

Tras la incursión de borrascas provenientes del cercano Sáhara siempre aparecen aves divagantes, en la mayoría de los casos solitarias y en mal estado de salud. Pero en otras ocasiones esas aves llegan formando grupos que se establecen y llegan a reproducirse, siendo el caso del tarro canelo (Tadorna ferruginea) en la isla de Fuerteventura. Observado por primera vez en las islas Canarias durante la primavera de 1994, se estableció como nidificante, aumentado poco a poco su distribución a lo largo de buen aparte del archipiélago.